DIARIO INFORMACIÓN» – 21/02/2017

El proyecto aprobado por el pleno para urbanizar los terrenos liberados de vías tras la llegada del AVE en 2014 sigue paralizado

l gran pulmón verde de Alicante debe resolverse en Alicante y València, no en Madrid. Este es el mensaje que ha lanzado el Gobierno al consistorio alicantino y a la Generalitat en una respuesta parlamentaria al senador de Ciudadanos, Luis Crisol, quien el pasado agosto se interesó, a instancias de la edil alicantina Yaneth Giraldo, por la situación de la Operación Integrada (OI2), en la que se enmarca la construcción de un parque central sobre los terrenos liberados de las vías y acompañado de viviendas.

El Gobierno sostiene que en el retraso (el borrador se remitió a la Conselleria de Urbanismo en marzo de 2015) nada tiene que ver el Administrador de Infraestructuras Ferroviarias (Adif) -ente dueño de los terrenos- que está dispuesto a colaborar pero que tienen que ser el Ayuntamiento y la Generalitat los que den el primer paso y aprueben la modificación planteada ahora con los nuevos criterios.

Mientras, la ciudad sigue partida, los vecinos desesperados y la propiedad sociedad Avant herida casi de muerte porque se desconoce cómo se abordará el pago del crédito de 60 millones que, en teoría, debe abonarse el próximo mayo. La Generalitat, uno de los socios de Avant, no quiere saber nada de nuevas aportaciones económicas, a la Concejalía de Urbanismo parece que sólo le interesa el parque verde. Sin viviendas, sin embargo, no hay dinero y el Ministerio de Fomento mantiene su indefinición habitual porque en Madrid se considera que con haber acercado el AVE a Alicante el expediente se cumplió. En marzo habrán pasado dos años desde su aprobación en Pleno. El «humo» se ve desde el Puente Rojo.

Los técnicos que participaron en el equipo de trabajo de la sociedad Avant para el diseño de la futura zona urbana que se proyectó en Alicante tras la desaparición de las vías del tren en los accesos a la estación-término plantearon en enero de 2015, dos meses antes de la aprobación del borrador en el pleno municipal, que el 30% de las viviendas que se construirían en las orillas del gran parque central fueran de VPO. Unos 500 pisos que se distribuían a ambos lados y se intercalaban con las casas de renta libre, ya que los arquitectos estimaban que el desarrollo será así mucho más ordenado.

El proyecto para urbanizar los terrenos liberados de las vías del tren se desarrollaba sobre una superficie total de 468.000 m2, de los que 220.000 m2 serán de techo residencial (24.000 m2) para la viviendas; 160.000 m2 para zonas verdes y 68.000 m2 para la estación intermodal. Una infraestructura con incierto futuro dado la precaria situación económica del Ministerio de Fomento y el buen funcionamiento de la estación provisional de autobuses.

El plan especial buscaba concentrar la edificabilidad para liberar espacio en favor del gran parque central, al tiempo que, según los técnicos, era coherente con las alturas de los edificios existentes y colindantes. Los futuros inmuebles adaptaran sus alturas al entorno. Así, en la zona de Benalúa los edificios tendrían 8 plantas; en Alipark, 10; y en el parque, en la avenida Médicos Ferrer, 11, 15 y 17 (Tarrasa y Gran Vía), según su proximidad con la avenida.

La sección de la avenida Médico Ferrer, existente y consolidada, no se modificaba, pero si se proponía que se rediseñara y se reurbanizara de tal modo que disminuyeran los carriles de tráfico rodado y se potenciaban así los espacios peatonales y para los ciclistas. Se prevé un máximo de cuatro carriles, bulevar central y aceras de cinco y diez metros. La acera sur se proponía de mayor dimensión al tener en cuenta el uso comercial previsto en los zócalos de las torres del parque y que constituye el borde de la gran zona verde. Se quería potenciar el uso peatonal y la posibilidad de ubicar terrazas.

El plan urbanizador tiene un coste aproximado de 40 millones de euros, incluidos costes de proyectos y tramitación, y un plazo de ejecución, en fases, que se prolongará unos diez o doce años. De momento, si todo se desarrolla con normalidad y hay presupuesto, los técnicos calculan que las primeras reparcelaciones podrían comenzar en dos años y medio. Desaparecía el puente rojo de la Gran Vía, que según los técnicos no tiene sentido sin las vías en superficie, y el aparcamiento público de la estación de Alicante.

Alicante sigue sin su parque central y ya ha llovido desde mediados de los años 90, cuando el alcalde Ángel Luna y el ministro Josep Borrell comenzaron a hablar del asunto. En 2003 con Sonia Castedo, entonces de edil de Urbanismo, se anunció en la zona un «Manhattan alicantino» y hoy todavía hay quien no descarta en el círculo del edil Miguel Ángel Pavón que se retranquee la estación al Cementerio. Alicante, a 19 de febrero de 2017.